Isabel Atienza Lucio era una anciana de 72 años de edad que vivía en una humilde casita del Barrio del Pumarejo, conocido barrio de clase social baja situado al norte de Sevilla cercano a la Macarena, dentro, de lo que posteriormente, se conoció como el Moscú Sevillano.
Su pecado ser la madre de Saturnino Barneto Atienza, destacado miembro del Partido Comunista de España en Sevilla.
En esta ciudad cainita, en la que muchos se llevaron las manos a la cabeza ante el incontrolado quema de Iglesias y conventos durante la época repúbicana, por cierto, hechos desacrables, parece que a nadie le interesa los crímenes que se estaban cometiendo en ese barrio al amparo de unos traidores militares y sus anlateres, algunos bien conocidos.
Al triunfar el golpe de estado en Sevilla para acabar con la II República, el General Queipo de Llano ordenó el apresamiento y fusilamiento de todos los que habían colaborado con la legalidad republicana. Entre ellos y fundamentalmente los políticos considerados de izquierdas y que podían significar un peligro para los golpistas.
Entre estos, figuraba Saturnino Barneto, considerable miembro del PCE de Sevilla. Este consiguió dar el "esquinazo" a las tropas de Queipo, fundamentalmente falangistas y requetés que fueron los encargados de la "limpieza", al escaparse por el laberinto de la desaparecida calle Andueza, que estaba pegada a las murallas de la Macarena por su parte exterior. Al parecer, los vengadores no encontraron a Saturnino después de varios meses, según se ha sabido posteriormente se refugió en el barrio de San Jerónimo.
Como venganza hicieron prisionera a su mujer y a su madre ya anciana, la mencionada Isabel Atienza. Al no poder, sacarles el escondite de su hijo, pues la verdad sea dicha, no lo sabían. Decidieron cometer el exacrable crímen. Le dijeron que la dejarían libre y que para ello un grupo de requetés sevillanos, algunos bien conocidos, la llevaría a su casa en el Pumarejo.
Cuando llegaron a la referida plaza, ni corto ni perezosos, estos señoritos de la Sevilla del Bien y el Orden le dispararon por la espalda un tiro en la cabeza, dejándola tirada en la Plaza del Pumarejo.
No contento con ello la desnudaron y amenazaron a los vecinos con fusilarlos a quien se acercara a recogerla o taparla. Así, esta "peligrosa mujer" para el bando de Queipo permaneció durante todo el día desnuda y muerta ante el miedo y asombro de toda la vecindad.
Desde hace varios años, en la Plaza del Pumarejo existe una placa que recuerda a esta señora cuya única culpa fue ser madre, y por cierto, salvar del linchamiento a varios monjes de una conocida orden sevillana cuando fueron perseguidos por su barrio, pues si algo era la Sra. Isabel Atienza Lucio: una fervorosa católica.
¡Lo que es el odio y la maldad !
Al triunfar el golpe de estado en Sevilla para acabar con la II República, el General Queipo de Llano ordenó el apresamiento y fusilamiento de todos los que habían colaborado con la legalidad republicana. Entre ellos y fundamentalmente los políticos considerados de izquierdas y que podían significar un peligro para los golpistas.
Entre estos, figuraba Saturnino Barneto, considerable miembro del PCE de Sevilla. Este consiguió dar el "esquinazo" a las tropas de Queipo, fundamentalmente falangistas y requetés que fueron los encargados de la "limpieza", al escaparse por el laberinto de la desaparecida calle Andueza, que estaba pegada a las murallas de la Macarena por su parte exterior. Al parecer, los vengadores no encontraron a Saturnino después de varios meses, según se ha sabido posteriormente se refugió en el barrio de San Jerónimo.
Antigua calle Andueza, derribada en 1.939 al ser uno de los principales focos del izquierdismo sevillano
Como venganza hicieron prisionera a su mujer y a su madre ya anciana, la mencionada Isabel Atienza. Al no poder, sacarles el escondite de su hijo, pues la verdad sea dicha, no lo sabían. Decidieron cometer el exacrable crímen. Le dijeron que la dejarían libre y que para ello un grupo de requetés sevillanos, algunos bien conocidos, la llevaría a su casa en el Pumarejo.
Cuando llegaron a la referida plaza, ni corto ni perezosos, estos señoritos de la Sevilla del Bien y el Orden le dispararon por la espalda un tiro en la cabeza, dejándola tirada en la Plaza del Pumarejo.
No contento con ello la desnudaron y amenazaron a los vecinos con fusilarlos a quien se acercara a recogerla o taparla. Así, esta "peligrosa mujer" para el bando de Queipo permaneció durante todo el día desnuda y muerta ante el miedo y asombro de toda la vecindad.
Saturnino Barneto destacado militante comunista
¡Lo que es el odio y la maldad !