Hace no mucho comentaba las mentiras históricas dadas por
buenas tras repetirlas siglos tras siglos. Os ponía como ejemplo el cuadro de
la Rendición de Breda y las múltiples falsedades que incluía. Y así, muchísimos
casos que te hacen ver como la historia está construida, en gran parte, por mitos y leyendas, todas muy alejadas de la
realidad.
Otro buen ejemplo os presento hoy:
LA BATALLA DE CLAVIJO
La batalla de Clavijo, fue un
invento, y así lo sostienen hoy en día la mayoría de los historiadores y las
pruebas arqueológicas de la zona, de los
reyes Cristianos para subir el ánimos de los habitantes de los Cristianos ante
el empuje musulmán de Abderramán II.
Supuestamente sucedió en Clavijo
(La Rioja), 23 de mayo del año 844. En ella las tropas Cristianas a manos de
Ramiro I de Asturias se enfrentó a las tropas musulmanas obteniendo una
resonante victoria, una de la más importante de la reconquista española. Pero
lo más llamativo fue que se aseguró que la victoria contó con la aparición
divina del Apóstol Santiago, que al frente de un caballo blanco y espada en
mano, fue sembrando de cadáveres moros el campo de batalla. Desde entonces
sería conocido como Santiago Matamoros.
Un dicho popular decía:
«A este tiempo se apareció Santiago sobre un fuerte y hermoso caballo
blanco. A su vista se animaron briosos los cristianos y se amedrentaron tanto
los infieles que, cobardes, volvieron las espaldas, huyendo desordenados,
dejando el campo lleno de cadáveres moros y corriendo arroyos de su sangre que
llegaron hasta el río Ebro, que dista de aquel sitio dos leguas»
Leyendo sobre el tema, puedes encontrar
la verdadera causa de esta vieja leyenda y no es más que otra "artimaña" para
saquear al pobre pueblo llano.
Tras la batalla de Clavijo, en
agradecimiento, el Rey Ramiro I y la Reina Doña Urraca, instituyó en Calahorra
el “Voto de Santiago”, por el que se ofrecían al Apóstol cosechas y botín de
guerra. Es decir, se obligaba a todos los campesinos del norte de la Península
Ibérica a pagar un diezmo a la catedral de Santiago de Compostela.
Este votó estuvo vigente hasta
1812 cuando, por insostenible históricamente, es abolido por las Cortes de
Cádiz.
Posteriormente, con el estallido
de la guerra civil, es de nuevo restaurado aunque sin hacerse efectivo.
Como es natural no existe el
diploma original expedido por el Rey Ramiro, dicen que, claro está se extravió.
Lo único que se conserva son supuestas copias en la Biblioteca Nacional de
Madrid.
Aquí os dejo, el contenido del "Curioso
voto a Santiago", ¡Juzguen ustedes! ¿Verdad? O otra mentira para saquear y
exprimir a los pobres campesinos.
1.- En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
2.- No se han de pasar en silencio los hechos de los antepasados
por los que los sucesores puedan ser aleccionados en lo bueno; sino antes al
contrario deben consignarse en documentos escritos para lo que, con su
recuerdo, sean los venideros invitados a imitar el buen ejemplo.
3.- Por ello yo, el rey Ramiro y la mujer que Dios me dio, la
reina Urraca, con nuestro hijo el rey Ordoño y mi hermano el rey García,
encomendamos a la fidelidad de la escritura la ofrenda que hicimos al muy
glorioso Apóstol de Dios, Santiago, con la conformidad de los arzobispos,
obispos, abades y de nuestros príncipes y de todos los cristianos de España,
para que acaso, por ignorancia de nuestros sucesores, no traten de deshacer lo
por nosotros hecho, sino que acordándose de nuestra obra, se muevan a imitarla.
4.- Escribimos también las causas que nos inclinaron a hacer
esta oblación, para que llegue a noticia de nuestros sucesores de ahora en
adelante.
5.- Hubo no mucho tiempo después de la ruina de España causada
por los sarracenos en tiempo del rey Rodrigo, algunos de nuestros predecesores,
reyes de los cristianos, perezosos, descuidados, flojos e indolentes, cuya vida
ciertamente no se puede poner por modelo a ninguno de los fieles.
6.- Estos (mejor sería callarlo), con el fin de que los
sarracenos no les molestasen con sus incursiones guerreras, pactaron con ellos
vergonzosos tributos, a saber: darles cada año cien doncellas de extraordinaria
hermosura, cincuenta de la nobleza española y cincuenta del estado llano. i Oh
dolor! y ejemplo indigno de la posteridad. Por adquirir una paz temporal y
transitoria se entregaba la cristiandad cautiva para satisfacer la lujuria
mahometana.
7.- Desde el día en que Nos, descendiente de los antedichos
príncipes, tomamos, por la misericordia de Dios, las riendas del gobierno,
tuvimos como primer cuidado, inspirándonoslo la bondad divina, abolir semejante
oprobio de nuestro pueblo.
8.- Con el fin de realizar tan digno proyecto, comunicamos
nuestro pensamiento, primero a los arzobispos, obispos, abades y varones
religiosos; después, a todos los príncipes de nuestro reino.
9.- Resuelto al fin y tomando el prudente y saludable consejo,
dimos en León leyes y fueros a nuestros pueblos, que se debiesen guardar por
todas las provincias de nuestro reino.
10.- Asimismo promulgamos decreto general a todos los príncipes
de nuestro reyno para que juntasen de todos nuestros dominios los hombres
fornidos y aptos para la guerra, tanto nobles como plebeyos, de a caballo y de
a pie, reuniéndolos todos en día determinado prontos para la marcha.
11.- Rogamos también a los arzobispos, obispos, abades y varones
religiosos, que estuviesen presentes, para que, con sus oraciones, aumentase,
por la misericordia de Dios, el esfuerzo de los nuestros.
12.- Cumplióse así nuestro mandato y, habiendo dejado para
cultivar las tierras solamente a los débiles y menos útiles para la lucha, se
juntaron para la salida los demás, no tanto coaccionados por nuestra orden,
cuantos voluntarios por el amor de Dios que les guiaba.
13.- Con esta gente reducida yo, el rey Ramiro, confiando más en
la misericordia de Dios que en la multitud de mi ejército, una vez atravesadas
las tierras intermedias, enderecé mi camino a Nájera, de donde pasé a un lugar
que se llama Albelda.
14.- Pero entre tanto los sarracenos, conociendo nuestra venida
por los rumores que les llegaron, se reunieron contra nosotros todos los de
aquende el mar; y avisados por cartas y mensajeros los de allende nos
acometieron todos con grande multitud y fuerzas muy poderosas.
15.- ¿Qué más? El caso fue, y de él no podemos acordarnos sin
lágrimas, que cayendo muchos de los nuestros a causa de los pecados, maltrechos
y heridos los demás, nos dimos a huir y sin orden llegamos al collado que
llaman CLA VIJO.
16.- Una vez allí y apelotonados en un peñasco, pasamos casi
toda la noche entre sollozos y plegarias, ignorando completamente qué habíamos
de hacer al siguiente día. Entretanto, me tomó el sueño a mí, el rey Ramiro,
mientras revolvía muchos pensamientos y estaba perplejo de la suerte de los
cristianos.
17.- Y estando yo durmiendo, se dignó aparecérseme, en figura
corporal, el bienaventurado Santiago, protector de los españoles; y, como yo,
admirado de lo que veía, le preguntase ¿quién era?, me aseguró ser el bienaventurado
apóstol de Dios, Santiago. Poseído yo entonces de mayor asombro, que en modo
extraordinario me produjeron tales palabras, el bienaventurado apóstol me dijo.
" ¿Acaso no sabías que mi Señor Jesucristo, distribuyendo las otras
provincias del mundo a mis hermanos, los otros apóstoles, confió por suerte a
mi tutela toda España y la puso bajo mi protección? y, apretando con su mano la
mía, prosiguió: Buen ánimo y ten valor, pues yo he de venir en tu ayuda y
mañana, con el poder de Dios, vencerás a toda esa gran muchedumbre de enemigos
por quienes te ves cercado. Sin embargo, muchos de los tuyos destinados al
descanso eterno recibirán la corona del martirio en el momento de vuestra lucha
por el nombre de Cristo.
18.- Y para que no haya lugar a duda, tanto vosotros como los
sarracenos, me veréis sin cesar vestido de blanco, sobre un caballo blanco,
llevando en la mano un estandarte blanco. Por tanto, al punto de rayar el alba,
recibido el sacramento de la penitencia con la confesión de los pecados, celebradas
las Misas y recibida la Comunión del Cuerpo y la Sangre del Señor, no temáis
acometer a los escuadrones de los sarracenos, invocando el nombre de Dios y el
mío, teniendo por cierto que ellos caerán al filo de la espada. Dicho todo
esto, desapareció de mi presencia la agradable visión del apóstol de Dios.
19.- Empero yo, despertado prontamente por tan singular visión,
la comuniqué con lágrimas y sollozos a los arzobispos, obispos, abades y
varones religiosos llamados aparte: ellos, pues, estando primero en oración,
dieron muchas gracias a Dios y al apóstol por tan maravillosa consolación y se
apresuraron después a poner en práctica la orden que se me había dado.
20.- Armada ya y puesta nuestra gente en orden de batalla,
entramos en lucha con los sarracenos y el bienaventurado apóstol de Dios se
apareció como lo había prometido, instigando a ambos, pero realmente animando a
nuestras huestes para el combate, y entorpeciendo y desbaratando a los
contrarios.
21.- Tan pronto como esto vimos, entendimos haber sido cumplida
la promesa del bienaventurado apóstol y alegres sobremanera con tan señalada
visión, comenzamos a dar grandes voces que salían de lo íntimo del corazón,
invocando el nombre de Dios y el del apóstol, con este grito: ¡Que Dios nos
ayude y Santiago! Esta fue la primera vez y en aquel lugar que se hizo tal
invocación en España; y por la misericordia de Dios no sin fruto, pues cayeron
este día en el campo de batalla setentamil sarracenos.
22.- A continuación, destruidas y tomadas sus defensas, seguimos
en su alcance y conquistamos la ciudad de Calahorra, restituyéndola a la fe
cristiana.
23.- Teniendo, pues, en cuenta después de la inesperada
victoria, este tan gran milagro del apóstol, pensamos establecer para nuestro
patrono y protector, el muy bienaventurado Santiago, algún don que durase por
siempre. De consiguiente ordenamos por toda España e hicimos voto, que se ha de
guardar en todas las partes de España, que Dios nos conceda librar de los
sarracenos por la intercesión del Apóstol Santiago, de pagar perpetuamente cada
año, a manera de primicias, de cada yugada de tierra una medida de la mejor
mies, y lo mismo del vino, para el mantenimiento de los canónigos que residen
en la iglesia del bienaventurado Santiago y para los ministros de la misma iglesia.
24.- Concedimos también e igualmente confirmamos para siempre,
que los cristianos por toda España, de todo el botín que en cada una de las
expediciones cogieren a los sarracenos, den con toda exactitud a nuestro
glorioso patrono protector de España, el bienaventurado Santiago, tanta parte y
porción como corresponde a un soldado de a caballo.
25.- Nosotros, todos los cristianos de España, hemos prometido
con juramento dar cada año a la iglesia del bienaventurado Santiago todos estos
donativos, votos y ofrendas que arriba se indican y así tenemos canónicamente
determinado que se observe perpetuamente por nosotros y nuestros descendientes.
26.- Por tanto, os pedimos Padre omnipotente y Dios eterno, que
mediante los méritos del bienaventurado Santiago no os acordéis, Señor, de
nuestras iniquidades, sino que sola vuestra misericordia nos valga, aunque
indignos de ella. Y todo cuanto a honor vuestro dimos a vuestro bienaventurado
apóstol Santiago y ofrecimos de las cosas que de vos y por su medio hemos adquirido
para nosotros y nuestros sucesores, sirvan para remedio de nuestras almas, y
por su intercesión os dignéis admitirnos con vuestros elegidos en las moradas
eternas, donde en Trinidad vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amen.
27.- También queremos y establecemos se observe siempre, que
todos cuantos vengan de nuestro linaje presten su favor y ayuda para los
sobredichos votos del bienaventurado Santiago.
28.- Y si alguno de nuestra familia o de otras llegase a
quebrantar este nuestro testamento o no ayudase a cumplirlo, cualquiera que ése
fuese, clérigo o seglar, sea para siempre condenado al infierno con Judas el
traidor y Datán y Abirón, a quienes vivos tragó la tierra; y sus hijos queden
huérfanos, y su mujer, viuda; y que su reino temporal lo posea otro; y sea
privado de la comunión del Cuerpo y de la sangre de Cristo; y, finalmente, no
entre jamás en la participación del reino eterno. Además pague a cada una por
mitad seis mil libras de plata a la regia majestad y a la iglesia del bienaventurado
Santiago. y que esta escritura quede en vigor para siempre. Del mismo modo,
nosotros los arzobispos, obispos y abades, que por merced divina vimos con
nuestros propios ojos aquel mismo milagro, que nuestro Señor Jesucristo, por
mediación de su apóstol Santiago, sé dignó mostrar a su siervo, nuestro ilustre
rey Ramiro, confirmamos a perpetuidad el citado hecho de donación y voto del
mismo rey, nuestro y de todos los cristianos de España, y sancionamos
canónicamente su observancia.
29.-Y si alguno llegare a quebrantar esta escritura y voto de la
iglesia del bienaventurado Santiago o se negase a pagarlo, cualquiera que él
fuese, rey o príncipe, plebeyo, clérigo o seglar, le maldecimos y excomulgamos,
condenándole a ser atormentado por siempre jamás en el infierno con Judas el
traidor. Hagan esto mismo con devoción todos nuestros sucesores arzobispos y
obispos. Y si no quieren, queden condenados por autoridad del omnipotente Dios
Padre e Hijo y Espíritu Santoy por la nuestra; y queden ligados con excomunión y
deudores del poder que Dios les entregó.
30.- Fue hecha esta escritura de votos, donación y ofrenda en la
ciudad de Calahorra en el señalado día 8 de las Calendas de junio, era 872 (25
de mayo del año 834).
31. Confirmamos con. nuestra propia firma este escrito que hemos
hecho yo, el rey Ramiro, a una con mi mujer la reina Urraca y nuestro hijo, el
rey Ordoño y mi hermano el rey García. Estuvieron presentes.
32.- Yo Dulcidio, arzobispo de Cantabria, que estuve presente,
confirmo, yo Severo, obispo de Oviedo, que estuve presente, confirmo, yo Oveco,
obispo de Astorga, que estuve presente, confirmo, yo Salomón, obispo
astoririense, que estuve presente, confirmo, yo Rodrigo, obispo de Lugo, que
estuve presente, confirmo, yo Pedro, obispo de Urja, que estuve presente,
confirmo.
33. Yo la reina Urraca, confirmo, yo el rey Ordoño, su hijo,
confirmo, yo el rey Ramiro, confirmo.
34.- Osorio Pérez, mayordomo del rey, que estuve presente,
confirmo, Pelayo Gutiérrez, escudero del rey, que estuve presente, confirmo. Menendo
Suárez, potestad de la tierra, que estuve presente, confirmo. Rodrigo González,
potestad de la tierra, que estuve presente, confirmo. Gudesteo Osoriez,
potestad de la tierra, que estuve presente, confirmo. Severo Menéndez, potestad
de la tierra, que estuve presente, confirmo.
35.- Gutierre Osoriez, potestad, que estuve presente, confirmo.
Osorio Gutiérrez, potestad estuve presente, confirmo. Ramiro García, potestad,
que estuve presente, confirmo.
36.-Martín, testigo. Pedro, testigo. Pelayo, testigo. Severo,
testigo. Menendo, testigo.
37.- Vicente, sayón del rey, testigo.
38.- Nosotros, todos los moradores de las tierras de España, que
estuvimos presentes y con nuestros propios ojos vimos el sobredicho milagro de
nuestro patrón y protector el gloriosísimo apóstol Santiago y alcanzamos por la
misericordia de Dios el triunfo de los sarracenos, sancionamos todo lo arriba
descrito y lo confirmamos a fin de que permanezca para siempre.
39.- Yo Pedro Marcio, por la gracia de Dios Cardenal de la
iglesia del bienaventurado Santiago, lo escribí tal como lo encontré en otro
escrito que se conserva en el tesoro del bienaventurado Santiago y en su cajón
correspondiente, e hice copia y lo aprobé con mi firma.
40.- Gonzalo, notario.