CEMENTERIO DE SEVILLA, UN MUSEO AJARDINADO

Desde los tiempos protocristianos se acostumbró enterrar a los feligreses en el propio templo parroquial o en conventos, capillas o ermitas pertenecientes a la jurisdicción de su parroquia. Era una forma de acreditar que el fiel cristiano seguía unido a su parroquia y a la comunión de sus con feligreses "iusta ad mortem et ultra ad mortem", hasta la muerte y hasta después de la muerte.

 Esta costumbre piadosa duró desde la época de las catacumbas hasta el siglo XVIII en que razones de una parte sanitarias y de otra parte políticas, hicieron que se construyeran cementerios fuera de las ciudades. Las razones sanitarias, que la corrupción de los cadáveres podía facilitar el contagio de epidemias. Las razones políticas, que no haciendo los entierros en las iglesias, se conseguía alejar, a una gran parte del pueblo, de los temples, primer paso para la descristianización de la sociedad.

En 1825 el cementerio de San Sebastián había crecido, y se dividía ya en tres tramos, Cementerio de la Ciudad en San Sebastián; Cementerio de los indigentes y forasteros ignorados, en Eritaña; y Cementerio de los Canónigos y sacerdotes, en el Prado. Muy pronto, el Cementerio del Prado de San Sebastián quedó en desuso por su ubicación y ello hizo que en el año 1831 el Ayuntamiento de Sevilla determinara construir un cementerio nuevo de urbanización más moderna. La zona en la que se edificó era entonces un lugar de paseo y esparcimiento de los sevillanos.

El Cementerio de San Fernando fue construido a lo largo del año 1852 y abrió sus puertas al primer entierro el día 1 de enero de 1853.

Está formado por vías principales donde se encuentran las tumbas, mausoleos o monumentos funerarios de toreros, cantaores y cantaoras, así como otras de interés que son exponente del barroquismo y la espectacularidad que pueblan las costumbres de Sevilla, como la Semana Santa. Además, cuenta con numerosas calles periféricas.

 Todo el recinto está ajardinado mediante alineaciones de cipreses, el árbol fúnebre por excelencia. Asimismo se pueden ver palmeras, que simbolizan el triunfo de la vida y la eternidad; cedros, tuyas, laureles o romeros.

Algunos autores dicen de él que es un Museo ajardinado. Por la calidad de sus construcciones y esculturas, Pasemos a comentar alguna de ellas.

(Para mi gusto, la más bella de las obras. El grupo escultórico del entierro de Joselito el Gallo, " El Rey de los Toreros". Muerto en 1.920 ante las astas del toro Bailaor de la viuda de Ortega. Realizado en bronce por el insigne escultor valenciano Mariano Benlluire. En el también se encuentran enterrados Ignacio Sánchez Mejias, cuñado de Joselito; Rafael el Gallo hermano de José y hace pocos años se depositaron los restos de su sobrina la recitadora Gabriela Ortega.

En la parte izquierda están representados Eduardo Miura el de las patillas y su cuñado Sánchez Mejías que va agarrado al féretro mirando hacia arriba.

Si desde el grupo escultórico de Joselito miramos al frente, nos encontramos con este mausoleo de marmol negro de estilo cubista perteneciente a su inseparable amigo y competidor en los ruedos Juan Belmonte "El Pasmo de Triana" que murió en 1.962 dueño de su propia vida. Hasta en su muerte fue Juan trangesor de las normas.


Estas dos nuevas fotografías nos muestra el panteón del torero sevillano Manolo González. En la primera se observa la talla en bronce de un niño portando un estoque, mientras la segunda se observa la muleta, zapatillas y palillo. En esta se puede ver esculpidas las fechas de la alternativa (1.948) y la de la retirada del diestro de los ruedos (1.961). El panteón de mármol gris presenta la esculturas en bronce.


En la parte izquierda del cementerio, muy cerca de la entrada se encuentra estos dos panteones realizados en bronce. El primero pertenece al conocido bailarín Antonio, mientras el siguiente es el de la cantante Juanita Reina.


En la zona de los toreros, viéndose incluso desde la entrada, se encuentra el mausoleo de Paquirri muerto en Pozoblanco bajo las astas de Avispado el 26 de Septiembre de 1.984. Realizado en bronce sobre marmol negro, fue muy criticado en su momento por los expertos en el tema.


Para mi gusto, el de mayor simbolismo este este panteón del torero El Espartero, muerto en Madrid por el toro Perdigón de Miura en 1.896. Representa la vida rota en plena juventud. Torero de leyenda a quien Fernando Villalón poeta de la generación del 27 dedico estos versos de su entierro:


Giralda, madre de artistas,
Dile al giraldillo tuyo,
Que se vista un traje negro.
Malaya sea Perdigón
El torillo traicionero.
Negras gualdrapas llevaban
Los ocho caballos negros,
Negro son sus atalajes
Y negros son sus plumeros.
De negro los mayorales
Y en la fusta un lazo negro.
Mocitas las de la Alfalfa,
Mocitos los pintureros,
Negros pañuelos de talle
Y una cinta en el sombrero.
Dos viudas con claveles
Negros, en el pelo negro.
Negra faja y corbatín
Negro, con un lazo
Negro, sobre el oro de la
Manga, la chupa de los
toros. Ocho caballos
llevaba el coche de El
Espartero.


Cerca de los panteones de los toreros pero en la zona derecha de la avenida principal se encuentra este sencillo panteón re alizado en mármol blenco donde reposan los restos del que fuera Presidente de la II República D. Diego Martínez Barrios.


Cercano al anterior y muy parecido en sus formas, se encuentra el del cantaor de flamenco Tomás Pavón, que fuera hermano de la famosa Niña de los Peines.



En mármol negro y con la sencillez de ALBERTO y ASCEN, podemos ver el panteón de Alberto Jiménez Becerril, portavoz del PP en el ayuntamiento de Sevilla y su señora Ascención, vilmente asesinados por los "macarras" de ETA en Enero de 1.998


En forma de obelisco, el del insigne profesor González Abreu, fundador del Instituto Cubano para la Historia de América y benefactor desde su fundación de la ciudad de Sevilla.


 Monumento construido en 1.860 para honrar la memoria del Coronel D. Bernaldo Márquez muerto en el cadalso por la defensa de la Constitución de 1812.


Panteón de D. Tulio O'Neill, Marqués del Norte y viudo de la Granja.


Panteón perteneciente a la señora D. Susana Benítez de Lugo, descendiente del Marquesado de Santa Susana ya extinguido. Lamentable su estado de conservación.


Panteón perteneciente a la familia nobiliaria de los  Lopéz Solé.




Maravillosa la calidad artística de este panteón del Cristo Yacente realizado en mármol blanco en el que reposan los restos de Juan Vázquez. Observen los pliegues de la sábana. Fue realizado en 1.930 por el genial artista Manuel Delgado Brackembury


Otras de las obras maestras que se encuentran en el cementerio es el Cristo de las Mieles tallado por el insigne imiginero y escultor sevillano D. Antonio Susillo. El mismo se encuentra enterrado en los pies del Cristo como recoge la cerámica inscrita. De entre todas las leyendas que tiene este Cristo,  destaca la del suicidio de su autor. Según algunos, el autor se dio cuenta del error de montar el pie izquierdo sobre el derecho como es la tradición, una vez finalizada la obra cayendo en depresión de la cual acabó suicidándose.





Tumba de Da. María Teresa Ochoa y Correa viuda del que fue superintendente de Sevilla a mediados del siglo XIX D. José Luis Perignat.


Para los béticos nostálgicos el panteón de la familia Villamarín Guillén donde se encuentran enterrados los restos de que fuera insigne Presidente del Real Betis Balompié D. Benito Villamarín Prieto.



Para finalizar, pues de lo contrario este post se haría interminable, el impresionante mausoleo donde reposan los restos de 61 soldados fallecidos en la primera guerra de Africa contra Marruecos en 1.860

Terminar comentando que merece la pena perder una mañana y visitar el cementerio de San Fernando al cual como otros muchos confirmaría que es un verdadero MUSEO AJARDINADO.